Cuando una mujer se queda embarazada se acostumbra a vivir como un momento lleno de alegría compartida con la pareja y la familia y con toda la ilusión de iniciar un nuevo proyecto juntos que les acompañara a lo largo de sus vidas.
Pronto comenzamos a pensar en cómo será el bebé, en todo lo hay que preparar, en cómo cambiará nuestra vida, etc. También es normal que comiencen a aparecer en nuestras cabezas pensamientos, dudas y miedos que, probablemente antes no existían y, en algunas ocasiones, estos miedos y preocupaciones se acentúan creando malestar. Es habitual que acudamos a nuestras madres o amigas que ya han pasado por este estado, en busca de consuelo y aliento o, simplemente, para conocer de primera mano si estos pensamientos o miedos “son normales”.
Normalizando los miedos durante el embarazo. ¿Por qué aparecen?
Es normal experimentar miedo ante un cambio importante como lo es un embarazo y suele estar relacionado con el miedo a la incertidumbre, a no tener el control, no saber lo que puede suceder o no poder prever todas las variables. A pesar de que estos sentimientos y pensamientos son habituales, es muy importante que la futura madre pueda manejar correctamente la ansiedad y el estrés derivados por lo que siempre se recomienda buscar apoyo en el entorno, delegar a personas de confianza las obligaciones diarias que ya no podamos realizar y evitar situaciones importantes que generen estrés, puesto que todo lo que siente la madre también lo siente el bebé que se está gestando. No debemos olvidar que un embarazo requiere un momento de cuidado físico pero que también requiere de un bienestar mental.
Otro factor relacionado con los miedos durante el embarazo es la influencia de los cambios hormonales experimentados durante este proceso que predispone a la futura madre a ser más sensible ante estímulos internos (emociones o pensamientos detonantes) y externos (estresantes diarios, cambios, imprevistos…).
Factores de riesgo
Las gestantes que viven su embarazo con niveles de ansiedad superiores a los habituales pueden haber tenido malas experiencias pasadas o haber sido testigos de que otras personas han tenido complicaciones durante sus embarazos.
Algunas de las experiencias negativas que conllevan a anticipar complicaciones y, por ende, pueden aumentar los niveles de ansiedad durante la gestación actual son:
- Haber participado en largos procesos de fecundación in vitro
- Haber sufrido abortos anteriormente
- Haber padecido duelos perinatales por fallecimiento de un/a hijo/a
- Haber estado expuesta a historias de complicaciones durante el embarazo o el parto protagonizado por personas de la familia o amigas
- Haber tenido una historia de problemas en el vínculo con los padres
- Haber padecido negligencia o abusos durante la infancia
¿Cuáles son los miedos más comunes?
- Durante el primer trimestre, es habitual el miedo a tener un aborto espontáneo o a que hayan malformaciones en el feto.
- Durante el segundo trimestre, los miedos se centran en el correcto desarrollo del bebé. No obstante, durante este trimestre hay menores variaciones hormonales y generalmente se reporta un mejor estado de ánimo y estado físico en general.
- En el tercer trimestre, los miedos se centran en el parto, en cómo será y si será tan malo como dicen algunas (en el caso de las primíparas), posibles complicaciones físicas en el bebé o si “seré una buena madre o no” (conectando con posibles dificultades de apego con las propias figuras paternas).
Algunas recomendaciones desde la psicología:
- Leer libros que expliquen todo el proceso del embarazo así como todos los cambios físicos y emocionales por los que puedes pasar.
- Evita coger como costumbre buscar en libros o en internet (especialmente en foros) acerca de problemas durante el embarazo o posibles patologías en los bebés, eso sólo alimentará tus miedos.
- Consulta con tu ginecólogo todas tus dudas, de manera de que te asesore en cualquier etapa de tu embarazo.
- Lleva una dieta equilibrada (procura reducir alimentos excitantes como la cafeína) y realiza ejercicio moderado (siempre que no esté contraindicado por un médico, como piscina).
- Pasea por la naturaleza o por lugares tranquilos.
- Como siempre decimos, la comunicación con la pareja es esencial en cualquier relación y más especialmente cuando se está esperando la llegada de un hijo. Tu pareja y tú sois un equipo, compartid sin miedo vuestras inquietudes para poder encontrar soluciones juntos.
- Es una muy buena oportunidad para ponerte en sintonía con tu cuerpo y con la pequeña vida que crece en tu interior. Es un buen momento para iniciarte en prácticas de relajación y de conexión mente-cuerpo (como yoga o pilates adaptado a embarazadas).
- Cultiva tus aficiones y actividades agradables. Prioriza tu tiempo para ti.
- Procura reducir al máximo posible situaciones o personas que puedan provocar estrés añadido.
- Establecer prioridades durante esta etapa para manejar el estrés de manera eficiente.
- Aprende a poner límites (eso SIEMPRE pero especialmente en esta etapa) a situaciones o personas (pareja, familia o trabajo) y ponerte a ti en primer lugar.
- Conforme el embarazo evoluciona, conversa con tu hijo /a a solas o con tu pareja, escuchando música, leerle un cuento… aunque no lo creáis, vuestro hijo os escucha desde que se le desarrolla el sentido del oído y su desarrollo cerebral progresa. Estas prácticas son idóneas para afianzar el vínculo con tu hijo.
- No temas en pedir ayuda a las personas de tu alrededor tanto en aspectos ordinarios/prácticos como en compartir tus miedos (como hemos dicho, con la pareja, pero también con tu madre o amigas)
- Si en algún momento consideras que tienes dificultades para gestionar la ansiedad o los miedos, acude a un/a psicólogo/a que te acompañe durante este proceso.
Autora: Jessica Arjona
Psicóloga General Sanitaria especialista en neuropsicología clínica y psicología infantojuvenil