El pasado 2 de mayo, se celebró el Día Mundial contra el Bullying, declarado en 2013 por la UNESCO a propuesta del fundador de la plataforma “Bullying Sin Fronteras”.
Vamos a aprovechar esta ocasión para tratar este problema que se inicio en las aulas pero que se está convirtiendo en un problema social en todo el mundo.
¿Qué es el bullying?
El término bullying designa la situación de acoso físico, verbal y emocional en el ámbito escolar. Se da entre el grupo de clase de niñas/os de la misma edad o incluso entre menores de distintas edades.
A pesar de que no es un tema nuevo, es cierto que en los últimos años está tomando mucha relevancia por las importantes consecuencias a corto y largo plazo en la salud mental de las víctimas de dicho acoso. Estas consecuencias pueden perdurar hasta la edad adulta, pudiéndose complicar con la aparición de uno o diversos trastornos mentales, del estado del ánimo, de ansiedad, de la conducta alimentaria o de consumo de sustancias, entre otros. Desgraciadamente, el bullying es también conocido por los fatales desenlaces que en ocasiones se producen, cuando el/la joven se ve sin escapatoria, incapaz de soportar el acoso al que es sometido/a y lamentablemente acaba terminando con su vida.
Por este motivo y por el inmenso sufrimiento que conlleva (que muchas veces es un sufrimiento silencioso), es de vital importancia detectar qué signos nos pueden indicar que hay una situación de acoso/bullying e intervenir de manera precoz antes de que sea una situación generalizada y prolongada en el tiempo. Para ello es fundamental que todas las personas que estamos en contacto con niñas/os y jóvenes (profesionales o no) conozcamos estos signos y estemos siempre alerta para poder ayudar tanto a la víctima como al/ a la agresor/a (o agresores/as) y ofrecer ayuda profesional cuando la situación lo requiera.
Muchas veces se habla de la víctima de acoso pero en ocasiones nos olvidamos del/los agresor/es, los cuales también indican de que algo no funciona bien y que también requieren la ayuda de los adultos de su entorno.
¿Cómo es la dinámica en una situación de bullying?
Habitualmente hay una persona objetivo (o víctima) y una persona que es la acosadora o que, si se trata de un grupo, una persona que lidera, inicia y promueve este tipo de conductas hacia la víctima.
En muchas ocasiones, el resto de personas implicadas:
- Se dejan llevar por las ideas del acosador
- Son mano ejecutora de las ideas del acosador
- El acosador inteligente nunca se involucra directamente sino que utilizará a otras personas
- Otras personas son testigos del acoso, no actúan ni piden ayuda para la víctima. Son meros observadores e intentan que el conflicto no les implique también a ellos/as. Con esto permiten que el acoso se produzca y se mantenga en el tiempo sin consecuencias para el/la acosador/a.
Tipos de acoso
- Físico: agresiones físicas directas que pueden dejar secuelas físicas de considerable gravedad tales como puñetazos, patadas, golpes, empujones o poner la zancadilla.
- Verbal: verbalizaciones o comentarios directos o indirectos dirigidos a humillar o amenazar a la persona objetivo.
- Relacional: el objetivo es aislar a la persona objetivo del grupo y realizar rechazo activo como forma de humillación, de control y de sumisión.
- Sexual: realizar agresiones verbales o utilizar la coacción para someter y humillar a la persona objetivo que, en algunos casos puede llegar a acoso sexual.
- Ciberbullying: acoso que reune las características anteriores pero llevado a cabo en las redes sociales o mediante aplicaciones de mensajería. Habitualmente se utiliza como forma de chantaje y humillación pública ante personas del grupo clase o de adultos que le importen al joven.
Perfil general del acosador
Veamos las señales de alerta de un niño o joven que es quien realiza o participa en el acoso escolar o bullying:
Variables conductuales:
- Está involucrado frecuentemente en peleas o riñas verbales o físicas
- Su grupo de amigos o amistades habituales acostumbran a intimidar a otros niños o chicos
- Muestra comportamiento hostil verbal o físico
- Muestra mayor impulsividad, sin pensar en las consecuencias de sus actos
- Habitualmente es expulsado de clase
- Posible carácter explosivo, con dificultad para manejar sus emocionesVariables psicológicas:
Variables psicológicas:
- Tendencia a culpar a otros de sus dificultades, problemas u actos
- No asume las consecuencias de sus actos
- Poca o falta de empatía
- Baja tolerancia a la frustración
- Necesidad de sentir el control sobre otra persona y, en ocasiones, disfrute con ello.
- Intolerancia a ideas o personas distintas a sus cánones establecidos
- Inflexibilidad
- Manipuladores, ven a las personas como vía para conseguir sus propósitos
Perfil general de víctima de bullying
Es importante estar atentos ante cualquier cambio significativo en la conducta y en las emociones de nuestro/a hijo/a, puesto que cualquier cambio importante significa que hay algo en el ambiente que le pueda hacer sentir nervioso, inseguro o tenso (aunque estos signos no se dan únicamente en situaciones de acoso, sí que sirven como guía para sospechar que algo no marcha bien).
Veamos las señales de alerta que nos pueden indicar que se trata de una víctima de acoso escolar o bullying:
Variables contextuales:
- Ser el nuevo alumno de una escuela
- Tu hijo/a verbaliza en varias ocasiones ser objeto de burlas por su aspecto, por alguna característica física distintiva, por su manera de hacer las cosas, por dificultades que tenga.
Variables psicológicas:
- Presenta dificultades para concentrarse en clase
- Se muestra más irritable que de costumbre
- Se muestra irascible, contrariado, inseguro
- Presenta molestias estomacales, cefaleas, ganas de vomitar, pérdida de apetito o aumento del apetito.
- Tiene problemas para dormir
- Pesadillas recurrentes
- Posible conducta más infantil, hace cosas que hacía de más pequeño (retorcerse el dedo, chuparse el dedo, pedir luz en la habitación….). Muestra regresión en sus conductas para sentirse seguro
- No disfruta con cosas con las que habitualmente disfrutaba (deja aparte hobbies o aficiones)
- Se muestra lábil, con llanto fácil
- Baja autoestima y autoconcepto
- Dificultades para tomar decisiones, incluso sencillas del día a día
- Pensamiento de ser inútil o no ser válido
- Pensamiento de sentirse atrapado: haga lo que haga no sirve de nada
- Sentimiento de indefensión
- Sentimiento de culpabilidad
- Ideación suicida como fórmula de escape del dolor
Variables conductuales:
- Verbaliza explícitamente no querer ir a la escuela o dice habitualmente tener molestias o dolores físicos.
- Puede fingir estar enfermo para evitar ir a la escuela
- Puede mostrar conducta desafiante, negativa u agresiva para evitar ir a la escuela o instituto.
- Evita salir de casa cuando antes lo hacía
- Evita situaciones sociales con niños o chicos de su edad o del barrio
- En adolescentes, puede haber presencia de absentismo escolar sin justificación.
- Se ve envuelto en peleas o riñas donde muestra una actitud sumisa o indefensa
- Predomina actividades en solitario y aislamiento social
- Deja de hacer actividades que antes le gustaban
- Se muestra más olvidadizo y “descuidado” con su higiene o sus obligaciones
- Manifestación de conducta agresiva con uno mismo (p.ej: autolesiones, atracones de comida, dejar de comer, arrancarse el pelo, etc) o con la familia (como fórmula de escape de la ansiedad o rabia)
- Puede comportarse mal en clase para poder ser expulsado y evitar estar con el/los compañeros acosadores
- Bajo rendimiento académico
Variables físicas:
- Presenta golpes o moratones en piernas, brazos, torso o cabeza.
- Se observa tensión muscular de manera contínua.
- Su mirada está fija en un punto durante largos periodos o mira hacia todos lados de manera habitual.
- Mirada “vacía”, sin brillo
- Postura general retraída
Efectos y consecuencias del acoso escolar
En el caso de las/los acosadas/os, si pasamos por un largo periodo de tiempo ante una situación altamente estresante, de la que no se disponía de los recursos suficientes para afrontarla y en un estado prolongado de “indefensión aprendida”, es decir, que haga lo que haga nada cambia junto con el miedo a hacer algo que aún lo empeore más, puede conllevar a la consolidación de un trauma.
Los profesionales siempre recomendamos la intervención precoz o, a poder ser, intervenir en cuanto la situación se conozca para evitar las consecuencias del trauma de manera crónica. Cuando uno vive situaciones dolorosas no resueltas durante la infancia o la adolescencia, estas pueden modificar las bases en las que se asentarán posteriormente la personalidad, el sentimiento de autovalía, lo que yo puedo recibir en mi relación con otras personas, entre otros aspectos que se irán repitiendo a lo largo de la vida pero en otros contextos, como por ejemplo, en el trabajo.
El caso de las/los acosadoras/es no queda libre de consecuencias también dado que la realización de una conducta de este estilo también es indicativa de que algo no marcha bien. Ese niño/a también está sufriendo de algún modo y lo expresa mediante la violencia. Generalmente, debemos hallar la causa en el entorno del niño/a y analizar qué factores están estresando al menor y cómo podemos intervenir.
Aunque es evidente que no todas las personas responden de la misma manera ante una situación de bullying, dependiendo de las bases genéticas y de la personalidad de nuestros hijos e hijas, pueden desarrollar algunas de las siguientes respuestas:
Acosado/a
- Baja autoestima
- Bajo sentimiento de autoeficacia
- El niño o joven que ha sido acosado, puede adoptar más adelante un rol de acosador o conducta agresiva como fórmula para defenderse y evitar volver a padecer una situación parecida
- Trastornos del estado del ánimo
- Trastornos de ansiedad: como lo son los ataques de pánico
- Malestares físicos sin causa médica aparente
- En casos graves: Trastorno por Estrés Postraumático e intentos de suicidio
Acosador/a
- Conducta violenta
- Posible conducta delictiva
- Dificultades en el control de impulsos
- Dificultades en las relaciones sociales de amistad y de pareja
- Relaciones interpersonales basadas en la coacción y la agresividad física o psicológica
- Posibles dificultades para hacerse cargo de sus obligaciones
- Dificultades para mantener relaciones interpersonales o de trabajo
- Trastorno de Personalidad Antisocial
¿Pedir ayuda o no?
Las/los niñas/os o jóvenes que sufren de acoso escolar (bullying) pueden no pedir ayuda a los adultos de alrededor. Muchas veces el miedo a las posibles represalias, la culpa o el sentimiento de no querer ser vistos como débiles subyacen a la causa de porqué ocultan su sufrimiento.
La presión social del grupo de clase al ser tildados de “chivatos” o de “cobardes” es otro factor que está ligado fuertemente a mantener en silencio todo.
Sin embargo, los profesionales de la salud siempre abogamos por intervenir en este tipo de situaciones (cuanto más precozmente mejor) para evitar así las consecuencias que hemos comentado anteriormente.
Ante una sospecha de acoso escolar, busca ayuda
Autora: Jessica Arjona
Psicóloga General Sanitaria especialista en Neuropsicología Clínica y Psicología Infantojuvenil.