«Mi hijo/a tiene celos de su hermanito/a».
Ésta es una consulta muy habitual en psicología infantil. Los celos entre hermanos/as son un sentimiento natural que suele aparecer cuando nos notamos un cambio en nuestro entorno social habitual que nos haga sentir en “desventaja” social.
Los celos no son algo singular de la edad infantil sino que también suceden en la edad adulta. Mientras que los celos en personas adultas pueden aparecer en el ámbito familiar, amistades, pareja, trabajo, etc., en el caso de los niños y niñas, suelen aparecer en sus entornos sociales habituales que son la familia, los amigos/as y/o la escuela.
Una característica de este sentimiento es que pueden surgir emociones contradictorias a la vez, como la alegría o el enfado juntos, algo que si ya es complejo de manejar por los adultos, aún lo es mucho más en los niños pequeños. Veremos a continuación qué es lo que origina el sentir celos y cómo podemos ayudar a nuestros hijos e hijas a gestionarlos de una forma saludable.
El origen de los celos
Los niños y niñas necesitan seguridad y coherencia en sus primeros años de vida. La unión familiar y el establecimiento claro de los roles dentro de la familia ofrecen esa seguridad pero, cuando hay una alteración en la dinámica familiar, ya sea por que se une un nuevo miembro, porque un rol se percibe como “sustituido” o “compartido” por varias personas o cuando un miembro de la familia se marcha, esta seguridad y coherencia se tambalea.
Los ejemplos más habituales en consulta sobre los celos infantiles suelen ser los celos entre hermanos/as o con la nueva pareja del padre o madre, en el caso de que estén separados.
En esta línea, los celos aparecen cuando los niños perciben un cambio en la dinámica familiar que les genera inseguridad. Algunas formas en las que se manifiestan son:
- enfado hacia esa persona (llorando,gritando o incluso pegando)
- estando muy apegados a esa persona (incluso sin dejarle espacio ni para respirar)
- comportándose como si fueran más pequeños.
¿Cómo se manejan los celos?
Aunque parezca obvio, a veces olvidamos que los niños y niñas tienen menos habilidades de afrontamiento cuando más pequeños/as son. Tienen menos conocimiento sobre sí mismos y sobre cómo funciona el mundo. Por ello, los adultos somos el ejemplo conductual y de manejo emocional que van a tener y les podemos facilitar el desarrollo de las herramientas necesarias para manejar esta inseguridad que origina los celos.
La correcta gestión de los celos pasa por el autoconocimiento y la autocrítica (reflexionar acerca de lo que pensamos y sentimos) y para esto son necesarios un buen nivel de autoestima y de habilidades de comunicación.
Y todo esto, ¿como lo llevamos a la práctica con nuestros/as hijos/as? Con mucha paciencia, amor y comprensión y teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Entender la situación o situaciones que provocan los celos
- Ofrecer al niño/a un espacio para que se exprese. Por ejemplo: un momento a solas con él o ella.
- Mantener la calma y ofrecer una respuesta flexible pero firme ante ciertas conductas (como por ejemplo, pegar). Están aprendiendo a manejar sus emociones, necesitan sentir que pueden expresarse dentro de unos límites adecuados.
- Anticipar (explicar o decir por adelantado) si va a haber un cambio importante en la familia o en su rutina, explicando brevemente cuándo y por qué.
- Evitar las comparaciones entre hermanos/as o con la persona con la que siente celos.
- Evitar el castigo excepto si se han traspasado los límites como por ejemplo, pegar a la otra persona.
Autora: Jessica Arjona - Psicóloga General Sanitaria especialista en Neuropsicología Clínica y Psicología Infantojuvenil.