Como sabrán los papás y mamás de niños y niñas con autismo, les resulta muy difícil esperar aunque solo sea por unos minutos y situaciones cotidianas como esperar el turno en la cola del supermercado o cuando mamá o papá están al teléfono se hacen muy complicadas.
Es un reto para padres y educadores enseñarles maneras de aumentar la tolerancia a la frustración, es decir, de no tener de manera inmediata lo que desean. Esto supone, en muchas ocasiones, situaciones de malestar emocional para nuestro/a pequeño/a que no sabe cómo manejar y que puede desembocar en rabietas mal entendidas por el entorno, dado que no se tratan de un “capricho” sino de dificultades en la autogestión emocional y en la comprensión de las normas sociales.
A continuación, os proponemos un cuento sencillo que explicar a nuestros/as hijos/as para ayudarles en la tolerancia a la espera. Cómo los papás y mamás saben, ellos/as retienen mejor la información cuando hay imágenes, por lo que es interesante explicar el cuento con apoyo visual de imágenes o pictogramas.
El trenecito impaciente
Érase una vez un pequeño tren que era muy alegre y curioso, le gustaba aprender de todo cuanto le rodeaba. Siempre tenía mucha energía y se pasaba el día corriendo de un lado a otro todo lo rápido que podía. El trenecito no sabía esperar y a veces hacía las cosas demasiado rápido y sin pensar.
A veces iba tan tan rápido, ¡que se pasaba las estaciones y los pasajeros no podían subir ni bajar! Si tenía que estar parado un más de dos minutos en una estación porque había delante otro tren más lento o porque los pasajeros no habían terminado de colocar sus maletas, el trenecito se ponía muy nervioso y empezaba a moverse inquieto…
— ¡No me gusta esperar! —decía a veces. Incluso había días que se enfadaba y lloraba o pataleaba.
Un día, mamá tren le dijo:
— Trenecito, hoy vamos a ir a buscar algo muy especial… ¡seguro que te va a encantar! Pero antes, tenemos que ir a que nos revisen el motor, la chimenea, las ruedas, los vagones… para saber que estamos bien. Es posible que hayan otros trenes delante de nosotros, así que quizá tengamos que esperar un poquito, de acuerdo?
Cuando llegaron al taller, el trenecito vió como habían otros trenes esperando su turno para la revisión. Algunos necesitaban cambiarse las ruedas, otros tenían rota la chimenea y a otros les salía humo negro del motor… También había un tren muy viejito ¡que aún funcionaba con carbón!
Después de unos minutos de hacer cola, el pequeño trenecito, que estaba acostumbrado a correr pero no a esperar, empezó a ponerse nervioso… tan tan nervioso, que comenzó a moverse y a gritar porque no quería esperar. Esto molestó a los otros trenes porque creían que no estaba siendo educado.
Pero entonces, mamá tren que conocía muy bien a su hijo, le dijo con voz calmada:
— Trenecito, tenemos que esperar a que el señor mecánico nos mire si estamos bien. Mira, fíjate, ¿cuántos trenes tenemos por delante en la cola?
— ¡Dos! —respondió Trenecito rápidamente—.
— Muy bien. Eso quiere decir que cuando pase el primer tren, sólo faltará otro más para que nos toque a nosotros. ¿Qué te parece si miramos de qué color son esos trenes y cuántos vagones tienen? —. Mamá tren sabía que a su hijo le gustaba mucho fijarse en los detalles y saber cómo funcionaban las cosas, y que eso le relajaba y le entretenía.
A los pocos minutos el tren que estaba en la consulta del mecánico salió y pasó el primer tren de la cola. ¡Ahora solo faltaba uno y ya entrarían ellos!
— Mira, Trenecito —continuó diciendo mamá tren—. El tren que acaba de salir tiene una chimenea muy grande de la que sale humo negro. ¿Sabes porqué pasa eso? Es porque ese tren va a carbón.
Poco a poco pasó el tiempo de espera y, aunque Trenecito estaba disgustado, se fue distrayendo mientras jugaba con su mamá a fijarse en los detalles de los otros trenes.
Finalmente, les tocó entrar a ellos a la consulta y mientras el señor mecánico revisaba a mamá tren, ésta dejó jugar a Trenecito con unos objetos que había traído de casa y que le gustaban mucho a su hijo. ¡Mamá tren había sido previsora y estaba preparada para todo!
Después fue el turno de Trenecito. A él no le gustaba mucho que le miraran la maquinaria porque era muy sensible al tacto y a los ruidos, pero el mecánico que ya conocía la sensibilidad de Trenecito, fue con cuidado y sin hacer mucho ruido.
— Ya hemos terminado —dijo el mecánico—. Estáis los dos perfectamente. Trenecito, esta vez te has portado muy bien. ¡Nos veremos en la próxima revisión!
Mamá tren y Trenecito se despidieron del señor mecánico y después fueron a recoger el encargo especial… ¡un pastel de cumpleaños para Trenecito! Como siempre iba tan y tan rápido arriba y abajo… ¡se había olvidado de que hoy era su cumpleaños!
Elementos clave del cuento:
- Los niños y niñas con autismo necesitan sentirse seguros y esto se consigue mediante la planificación del día y el seguimiento (a veces estricto) de unos horarios preestablecidos. Es muy importante, anticipar al niño o la niña lo que va a suceder, de la manera más detallada posible.
- Para llevar a cabo el punto anterior es muy útil el uso de apoyo visual (con pictogramas). Los niños y niñas con autismo tienen una buena captación y procesamiento de los estímulos visuales por lo que, así aprovecharemos sus puntos fuertes para ayudarles.
- Explicar de manera sencilla el tiempo que tendrá que esperar, utilizando un reloj o diciéndole los minutos que faltan (si conoce el concepto). También podemos anticipar el tiempo con la alarma del móvil, si la tolera.
- Es recomendable llevar siempre objetos que le ayuden a calmarse.
- Ante las explosiones conductuales, los niños necesitan seguridad y contención del adulto: es muy importante mantener la calma y ser paciente. Se recomienda explicar las cosas con frases sencillas y concisas (no usar nunca explicaciones largas ni razonamientos complejos) y, a poder ser, apoyando cada secuencia de la acción con imágenes (pictogramas) para asegurarnos que lo ha entendido.
Ejemplos de pictogramas habitualmente utilizados como material de apoyo y comunicación con niños y niñas con autismo. Fuente: Arasaac (Portal Aragonés de la Comunicación Aumentativa y Alternativa)
Autora: Jessica Arjona
Psicóloga General Sanitaria especialista en neuropsicología clínica y psicología infantojuvenil
Me parece muy acertado el artículo. Pero entiendo que la historia social relativa al tren solo puede ser entendida por chicos y chicas situados en la parte alta del espectro TEA. Para niños más afectado o de bajo funcionamiento deben existir otros recursos que se puedan emplear. Podría completarse hablando de ésto. Hay un gran vacío tanto en conferencias como en artículos (salvo alguna excepción) donde los enfoques siempre se dirigen a una parte del espectro y descuidando el bajo funcionamiento, o las personas con autismo que no son aprendices visuales.
En cualquier caso, gracias por las sugerencias.
Apreciada Gloria,
Muchas gracias por su comentario.
Respecto a lo que usted comenta:
Tiene razón en que muchos de los recursos de los que disponemos para ayudar a los niños en el espectro autista son para los llamados de «alto funcionamiento».
Para trabajar con niños con mayores dificultades de mentalización, que no pueden expresarse de forma verbal, existen metodologías más de tipo conductual, como el famoso método ABA.
Según nuestra expriencia, consideramos que la mejor forma de poder trabajar distintos aspectos es conocer mucho los gustos y los límites del niño, estar atentos a la manera personal y única que tiene de interactuar con lo que le interesa y que aprendamos a «comunicarnos a su manera». Esto es muy difícil, es una estrategia muy personalizada y que requiere del apoyo e implicación alta de la familia.
Intentaremos preparar nuevo material basado en su recomendación.
Reciba un saludo cordial
Equipo Psicólogo Infantil Barcelona