Desde hace algunas décadas existe una corriente que empuja a algunos padres a tener la necesidad de estimular mucho a sus hijos para que adquieran habilidades de manera “precoz”. La hiperestimulación puede suponer un problema en muchos casos puesto que es tan perjudicial “hiperestimularlos” como no estimularlos, puesto que no se está respetando el tiempo de maduración de cada niño para adquirir sus habilidades motores, cognitivas o emocionales.
A medida que estos niños crecen, son fácilmente reconocibles porque son aquellos que están sometidos a extensas jornadas, muy similares a las de los adultos. Acostumbran a ir a un centro de enseñanza con un sistema pedagógico innovador y que realicen muchas actividades complementarias (como por ejemplo, enseñanza de terceras y cuartas lenguas) y que tienen la semana llena de actividades extraescolares, como deportes, escuelas de música, de artes, etc.
Es sabido que el mundo se está volviendo cada vez más estresante y competitivo para todos y los padres quieren que sus hijos estén lo más preparados para la vida que les espera de adultos. Pero también es importante reflexionar hasta qué punto es beneficioso para el niño y su calidad de vida emocional someterlo a tantos aprendizajes simultáneos y a tener poco tiempo libre para jugar y para aburrirse.
En algunos casos, estos niños pueden desarrollar problemas de aprendizaje no por su capacidad sino por saturación, como dificultades para concentrarse o la famosa “hiperactividad”. También es habitual la aparición de sintomatología emocional relacionada con ansiedad, estrés, baja autoestima y baja tolerancia al fracaso, puesto que acostumbran a tener un alto nivel de exigencia hacia ellos mismos y miedo a fracasar o a no cumplir las expectativas puestas en ellos.
Los especialistas aconsejamos adecuar los horarios a la edad del niño, procurando evitar la sobresaturación, dejar tiempo libre para el juego y para el juego compartido con los padres y, por último, si se ha de escoger una actividad extraescolar, que sea una escogida por el niño o niña para que le sirva de vía de escape y disfrute fuera de las obligaciones escolares.
Autora: Jessica Arjona
Psicóloga General Sanitaria especialista en Neuropsicología Clínica y Psicología Infantojuvenil.